Etcétera
lunes, 22 de abril de 2013
miércoles, 22 de agosto de 2012
Interesante artículo. Felicitaciones Doctor Rendón
DOCTORADOS Y
MAESTRÍAS EN EL PERÚ
La docencia
universitaria requiere nivel académico y procedimientos apropiados
Por Jorge Rendón
Vásquez
En marzo de 2011 fui llamado por el nuevo Director del
Programa de Postgrado de la Facultad de Derecho de la Universidad de San Marcos
para reasumir el dictado del curso “Fundamentos Económicos y Sociales del
Derecho” en el ciclo doctoral. Tres años antes, el Decano ingresante, un
antiguo y crónico dirigente estudiantil, huérfano de todo mérito intelectual,
nombró como director del Postgrado a un inepto profesor, quien, corroído por
algún viejo y aberrante rencor, rehusó convocarme. Su inquina no se estrelló
sólo conmigo. Afectó también a otros buenos profesores. El resultado fue que en
los tres años de su desdichada gestión, el Postgrado se despobló de alumnos,
decadencia de la que que el nuevo Decano trataba de arrancarla.
Se matricularon treinta y seis alumnos en mi curso, lo que
sería un récord en universidades de América del Norte y Europa. Con mi
inveterada acuciosidad, yo preparaba mis exposiciones, apoyándome en mi libro
El derecho como norma y como relación social, que ya va por la quinta edición, añadiéndole
nuevas evidencias y avances. Los alumnos tomaban notas y, al terminar la clase
—de dos horas consecutivas los sábados— formulaban sus preguntas en el ambiente
de cordialidad y confianza que yo auspiciaba. Su edad promedio, a ojo de buen
cubero, andaba por los cuarenta años. Todos eran jueces, fiscales, funcionarios
de la administración pública, profesores universitarios y abogados con muchos
años de experiencia profesional.
Por instrucciones de la Administración del Programa, el
examen debía ser único. Yo suelo exigir un examen escrito con cuatro preguntas,
descomponibles en cinco conceptos, y una monografía de no menos de veinte
páginas, cuyos temas distribuyo unas semanas después del comienzo del curso. La
nota final es el promedio de ambas pruebas, la que, por la modalidad de la
calificación, puede llegar veinte puntos si el estudiante cubre con solvencia
todo el curso, y su monografía es un comienzo promisorio de una buena
investigación, o cero si nada responde o absuelve mal las preguntas y la monografía
es detestable o se ha limitado a transcribir párrafos de diversos libros.
Cuando los alumnos se informaron de la modalidad del examen
su entusiasmo decayó. Pero, ganados por el interés de las clases, lo olvidaron
transitoriamente.
Las semanas y los meses pasaron y llegó la fecha oficial del
examen, que debía ser a fines de julio, antes de las Fiestas Patrias. Convencí,
sin embargo, a la Administración para que el examen fuera en la segunda semana
de agosto, de manera que los alumnos dispusieran de más tiempo para estudiar y
terminar la monografía.
El resultado del examen fue desatroso en términos
estadísticos. De los treinta y cuatro alumnos que se presentaron, dieciocho
fueron desaprobados. Como sucede en nuestro país en casos como éste cualquiera
que sea el nivel de los estudiantes, se suscita una protesta que puede tornarse
violenta, a diferencia del comportamiento de los estudiantes en los países de
mayor desarrollo industrial y académico que acatan como una ley natural y
sobrenatural las decisiones de los profesores y de la administración. Los
desaprobados se congregaron en masa en la oficina del Director y le exigieron
un nuevo examen, alegando que para eso pagaban. (Sus pensiones son
relativamente altas. Con ellas se sufraga la modesta retribución de los
profesores y los egresos por administración y el resto, que es una buena suma,
va al pregrado.) El Director me llamó y muy delicadamente me pidió que tomara a
los aplazados un nuevo examen, lo que no tuve inconveniente en admitir, puesto
que soy de la opinión de que al profesor ha de interesarle finalmente que los
alumnos estudien. El resultado del nuevo examen arrojó cuatro desaprobados. Y
allí terminó este episodio educativo, que podría ser ejemplar como diagnóstico
de la marcha de la formación doctoral en nuestro país.
Hace muchos años observo la evolución de este postgrado y de
otros de varias universidades del Perú. Mis conclusiones son las siguientes:
1) La mayor parte de alumnos llega muy tarde a las maestrías
y doctorados, cuando el intelecto se ha deshabituado a estudiar o a leer
simplemente, en muchos casos irreversiblemente, y la capacidad para emprender
la elaboración de la tesis carece de fuerza y ganas para arrancar (Una tesis
doctoral, y en menor grado una de maestría, requiere concentración,
organización del plan, búsqueda y lectura de numerosos libros y documentos,
fichage, entrevistas, redacción de los borradores, corrección de éstos y otras
actividades complementarias hasta la entrega de los ejemplares terminados.) Esa
insuficiencia se agrava por la ocupación casi total de los maestrandos y
doctorandos en el ejercicio de sus profesiones y empleos, que sólo les permite
disponer de un breve tiempo marginal con energías residuales para estudios
universitarios que, por su nivel y especialización, exigen dedicación a tiempo
completo. A ello se añade la carga de las obligaciones familiares que absorbe
otra cantidad de precioso tiempo.
2) La mayor parte de estudiantes de los postgrados busca
sólo el certificado de estudios para elevar su puntaje en las calificaciones
para el ingreso a un empleo o para promoverse en el que tienen. No se proponen
redactar la tesis o, si la comienzan, la abandonan muy pronto.
3) La proporción de estudiantes de maestría y doctorado que
culminan la tesis y la sostienen, objetivo de estos programas, llega a un 0.4%
del total de alumnos ingresantes, según las universidades, pero no se eleva más
del 1%.
4) Las bibliotecas de los programas de postgrado, cuando las
tienen, adolecen de una carencia espantosa de libros de las especialidades
impartidas y conexas. Muchas sólo disponen de dudosas compilaciones de normas
nacionales y de los refritos de comentarios publicados al tun tun. Pareciera
que los responsables de los postgrados se dijeran: ¿Para qué habrían de existir
estas bibliotecas si no van a ser usadas en la elaboración de tesis y los
alumnos se limitan a tratar de aprobar los exámenes sin acudir a ninguna
bibliografía?
5) En algunas universidades públicas y privadas, se reciben
maestros y doctores con tesis pedestres que serían inadmisibles en
universidades de países más adelantados y que, incluso, en el Perú, equivalen
por lo general a las desaparecidas tesis de bachillerato o menos. Esto explica
la migración de algunos doctorandos y maestrandos a universidades en las que
podrían recibirse con cualquier mamotreto.
6) Es altamente improbable que los graduandos de maestría y
doctorado dominen una o dos lenguas extranjeras, respectivamente, como exige la
Ley Universitaria. ¿Cómo han hecho, entonces, los maestros y doctores para
obtener la acreditación de esos idiomas?
7) La exagerada autonomía universitaria permite a muchas
universidades crear programas de maestría y doctorado, e incluso de
licenciatura, plagados de las deficiencias indicadas, prevaliéndose de la inexistencia
de control por parte del Estado y de las organizaciones sociales a los que
interesa cuidar la calidad de la educación universitaria, puesto que, en
definitiva, ésta tiene como razón de ser el interés del país.
En uno de mis viajes a Madrid, el Director del programa del
doctorado de la Universidad Autónoma me presentó a los doctorandos que
preparaban la tesis. Eran unos diez que llevaban de uno a cinco años trabajando
a tiempo completo en las investigaciones, materia de sus tesis, en el mismo postgrado.
Sus edades iban de unos veintitrés a veintiocho años. En la Universidad de
París, que conozco bien, y en las demás universidades europeas y
norteamericanas la situación de los graduandos es, en líneas generales, la
misma. La seriedad de los estudios comprensivos y de la preparación de la tesis
y la dureza de la prueba de sustentación están determinadas por una larga
tradición y por la necesidad de los respectivos países de contar con un elenco
de profesionales de un nivel compatible con su grado de desarrollo económico,
social, jurídico y cultural, y sus expectativas de progreso. En todos ellos, el
requisito sine qua nom para postular a la docencia universitaria es ser titular
de un doctorado.
En esos países, la educación universitaria es planeada y supervigilada
por grandes organizaciones constituidas por las instancias públicas y privadas
concernidas.
De allí que, sin ninguna duda, los doctores recibidos en las
universidades europeas y norteamericanas y en las principales de Argentina,
México y Brasil están en un nivel ostensiblemente superior al de los doctores
de las universidades peruanas. Y es mayor la diferencia si aquéllos salen de
universidades colocadas en un puesto más elevado del ranking internacional. Al
retornar a sus países de origen, esos graduados son integrados, de inmediato,
en empleos donde se requieren sus elevados conocimientos, ya que constituyen un
valioso factor del desarrollo económico y cultural. En nuestro país, en cambio,
los aparatos productivo, burocrático y universitario no suelen admitirlos.
Prefieren a medianías provistos de alguna recomendación y, prioritariamente, si
son blancos o blancones.
Mi preocupación por la formación universitaria comenzó
muchas décadas antes. Obtuve un primer doctorado en Derecho en la Universidad
de San Marcos, en 1966, con una buena tesis, a juicio de muchos miembros
imparciales del jurado, compuesto por nueve profesores. Pero yo no me sentía
satisfecho sólo con este doctorado, y, gracias a una beca del Gobierno Francés,
en octubre de ese año comencé otro en la Facultad de Derecho de la Universidad
de París I (Sorbona) donde me recibí de Docteur en Sciences Sociales du
Travail, y luego de Docteur en Droit. Al retornar a San Marcos, donde enseñaba,
trate de incorporar en mi Facultad los métodos y procedimientos de enseñanza y
de investigación de las universidades europeas. No los resistieron y tuve
problemas con algunos colegas y con ciertos grupos minoritarios de alumnos,
autocalificados de izquierda, que hicieron de su oposición a mi labor su propósito
de lucha central. Supe que defendían lo que denominaban “el facilismo”. La
mayor parte de alumnos, sin embargo, comprendió mi actitud e intención,
correlativas con su interés en formarse seriamente, y se atuvo a mi método.
Muchos llegaron a ser excelentes abogados, funcionarios, jueces, fiscales y
profesores de derecho.
Entre 1988 y 1994 fui Profesor en la Maestría y el Doctorado
de la Facultad de Derecho de la Universidad de Paris-Nord. Mis alumnos eran
franceses, la mayor parte, africanos y algunos latinoamericanos. En las
evaluaciones, los primeros se situaban largamente sobre los segundos y los
terceros. Con la ayuda de las autoridades de esa Universidad y del Gobierno
Francés conseguí becas integrales, incluidos los pasajes y una computadora por
cada uno, para que doce abogados peruanos jóvenes, recibidos ocho en la
Universidad de San Marcos y cuatro en la Católica de Lima, fueran, en
diferentes años, a estudiar allí el DEA, equivalente a la maestría peruana, que
es el prerrequisito para redactar la tesis doctoral. Se les seleccionó en
rigurosos concursos de conocimientos y de lengua francesa. Diez terminaron esos
estudios, dos desertaron perdiéndose en Francia, y sólo dos de los diez
primeros llegaron a recibirse de doctores tras ocho años haciendo la tesis.
Ninguno de los que regresaron fue acogido con los brazos abiertos en las
universidades de San Marcos y la Católica. Los profesores de éstas, temiendo su
alto nivel de formación, se negaron a franquearles el ingreso a la docencia.
Como epílogo de este comento, ustedes se preguntarán ¿qué
sucedió luego en el Postgrado en Derecho de San Marcos? Finalmente, triunfaron
los alumnos, y sus Autoridades no volvieron a llamarme. Era obvio que esa regla
general de nuestro país no podía dejar de cumplirse.
(20/8/2012)
Suscribo el siguiente artículo, suprimiéndole el adjetivo "buena" a ortografía. Pues, basta decir ortografía (buena escritura) cuyo antónimo es cacografía (mala escritura)
¿Adónde
fue a parar la buena ortografía?
17 JUN 2012
by Miriam Velázquez
Rodríguez in Cuba, Opinión
Muchísimas anécdotas pudieran contarse de los garrafales
errores ortográficos con que a diario tropezamos. Por ejemplo, me viene a la
memoria aquel pan de ‘haller’, aludido por un colega al comentar sobre el tema,
o el aprieto de un profesor al intentar descubrir qué significaba la palabra
‘ogo’, reflejada por un alumno en el examen de Biología.
Es difícil entender que alguien escriba los términos
‘ayer’ y ‘ojo’ de esa manera, sin embargo, otros dislates iguales de mayúsculos
nos mantienen el alerta de que la ortografía continúa siendo uno de los grandes
problemas que nos encontramos en la enseñanza.
Los resultados de la convocatoria ordinaria a las pruebas
de ingreso para acceder a la Educación Superior en la provincia, así lo
confirman. Si bien, los porcentajes de aprobados en las tres materias superaron
la etapa precedente, se duplicó la cantidad de estudiantes descalificados por
la incorrecta escritura de disímiles vocablos.
Tal dificultad no es exclusiva del territorio matancero.
Los datos en el país resultan bastante elocuentes: 4 mil 927 educandos
suspendieron por dicho motivo, lo que representa 2 mil más que el año anterior.
Cifras que, sin dudas, invitan a reflexionar y dan la medida de esa debilidad
en su formación.
Se desprende, entonces, que han sido insuficientes las
acciones adoptadas por el Ministerio de Educación y la urgencia de seguir
trabajando en los distintos niveles de enseñanza. Y es que a través del
lenguaje escrito nos comunicamos y un término mal asentado puede, incluso,
cambiar el sentido a la frase completa y, por ende, descontextualizar la idea
que se desea trasmitir.
La escuela tiene la tarea de preocuparse por el tema, no
solo en el área de las letras, sino también en el resto de las asignaturas.
Para ello quedó instituido hace años el Programa Director de la Lengua Materna,
entre cuyos objetivos figura la labor mancomunada de los docentes para llamar
la atención sobre las palabras.
Tener buena ortografía no es una cuestión innata, sino
que debe adquirirse como cualquier saber: nunca es tarde para aprender ciertas
reglas, poseer un diccionario a mano y, por supuesto, leer, una vía que
sabemos, ejerce muy importante contribución. No hay investigaciones que nieguen
la tesis de que a más lectura mejor escritura.
Como carta de presentación esta última juega, asimismo,
un significativo rol. Abre puertas profesionales al considerarse sinónimo de
calidad, pulcritud y cultura integral. Para quien carece de ella no pocas veces
se cierran. No importa el ramo de que se trate, pues tanto a unos como a otros deben distinguirles, además del
dominio de su labor, el modo de presentar una ponencia, trabajo investigativo u
otro cualquier documento.
¿A dónde fue a parar la buena ortografía? Una duda que
asalta a muchos luego de ver cómo, incluso, personas con relevantes títulos
académicos, exhiben una sarta de errores a la hora de redactar.
Encontrarla, pues, se convierte en un desafío inmediato.
No dejemos que tantos dislates nos sigan atormentando. Reitero, pues, mi
sugerencia de hace un trienio en esta misma sección: Prohibamos con h y con b
mostrarnos indiferentes a las cotidianas pifias ortográficas.
miércoles, 25 de julio de 2012
Exclente artículo de Jorge Izusqui
La educación del futuro…. está aquí
24 jul-2012
Jorge
Yzusqui
GERENTE GENERAL de colegios peruanos
GERENTE GENERAL de colegios peruanos
¿Qué
pensaría usted si le invitaran a matricular a su hijo en un colegio en donde no
existen pizarras, centros de cómputo ni siquiera salones de clase? Quizá usted
pensaría que le están tomando el pelo o, en el mejor de los casos, que le están
haciendo una propuesta poco seria, ¿verdad?
Sin
embargo, la educación del futuro, que no está muy lejos, pareciera estar
caminando hacia ese modelo en donde la necesidad de desarrollar capacidades y
competencias diferentes a las que ahora desarrollamos están demandando que se
rediseñen los espacios de aprendizaje, los roles de los profesores y los
diseños de los colegios. Hoy, tan importante como el desarrollo de las competencias
cognitivas (matemática, ciencias, etc.), lo son las competencias actitudinales,
la creatividad, la innovación. ¿Podemos desarrollar estas competencias en
salones de clase en donde los alumnos permanecen 7 horas diarias durante 10
meses al año y en donde tienen un conjunto de profesores que parados al frente
los hacen leer, copiar y memorizar muchas cosas? ¡Definitivamente no!
Para
desarrollar las competencias del siglo XXI es necesario que los profesores se
conviertan en guías o tutores que acompañen a sus alumnos en la indagación y en
la construcción del conocimiento; es necesario desarrollar el autoaprendizaje
en los alumnos y para ello los profesores tienen que convertirse en
facilitadores y deben aprender a decir “no sé” y, valga la redundancia, a
aprender con sus alumnos; es necesario crear ambientes abiertos y
participativos que fomente la creatividad y la innovación, espacios cómodos,
relajantes y variados que permitan a los estudiantes liberar sus energías y
canalizar las mismas hacia los proyectos de investigación y el trabajo
colaborativo; es necesario también que estos proyectos se realicen con alumnos
de diferentes grados donde las diferencias de edades permitan visiones
diferentes y que se complementen; se requiere también menos salones tradicionales
y más espacios de aprendizaje menos estructurados y abiertos que inviten a la
creatividad, y se requiere soporte tecnológico para conectarlos al mundo y para
captar la atención de ellos que hoy en día están acostumbrados a hacer varias
cosas a la vez.
En
resumen, necesitamos una escuela diferente que invite a los alumnos aprender a
su propio ritmo y que los prepare para enfrentar el mundo que les tocará vivir.
martes, 10 de julio de 2012
11 de julio: DÍA DEL
DOCENTE
Un profesor es el que enseña,
un maestro es del que aprendes.
La
Asamblea Nacional de Rectores, mediante Resolución Nº 234-2009-ANR, del 19 de
febrero de 2009, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05 de Marzo de
ese año, oficializó el 11 de Julio de cada año, como el Día del
Docente Universitario, en reconocimiento del rol que desempeña el docente
no sólo en la formación de la persona, sino también en la importante labor y
función social que cumple en la
construcción del desarrollo del país.
El texto de la norma, tiene la firma del presidente de la Asociación Nacional de Rectores y Rector de la Universidad Ricardo Palma, Dr. Elio Iván Rodríguez Chávez.
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sábado, 11 de julio de 2009
sábado, 11 de julio de 2009
Escribe:
Raúl Cornejo Coa
Por
primera vez y de manera oficial se celebrará en el Perú este 11 de julio de
2009, el “Día del Docente Universitario”, fecha establecida por la Asamblea
Nacional de Rectores (ANR) mediante la Resolución Nº 234-2009-ANR de fecha 19
de febrero de 2009, firmada por el Dr. Elio Iván Rodríguez Chávez Presidente de
la ANR.
La
instauración y oficialización de dicha fecha fue solicitada por la Federación
de Docentes Universitarios del Perú (FENDUP) a la Asamblea Nacional de
Rectores, mediante Oficio Nº 001-2009-FENDUP de fecha 5 de enero de 2009 y
luego del trámite administrativo correspondiente fue aceptada la propuesta y
oficializada la fecha solicitada, mediante la resolución mencionada.
Aunque
no se precisa el motivo por el cual se ha escogido al 11 de julio para celebrar
el “Día del Docente Universitario”, en los considerandos de la resolución sólo
se menciona que “la celebración del Día del Docente Universitario viene
efectuándose por tradición en las universidades nacionales, sintiéndose la
necesidad de que sea instituida oficialmente”.
Con
la incorporación de esta fecha al vasto calendario cívico de celebraciones
nacionales, los profesionales de diversas especialidades o disciplinas del
conocimiento, que no son Licenciados en Educación o Profesores de carrera y que
ejercen la docencia en las universidades públicas y privadas, tendrán en
adelante una fecha específica para ser homenajeados y reconocidos en la
importante labor que les corresponde desarrollar.
De
este modo se marca cierta diferencia con los profesores de la educación básica,
quienes tienen instituido el 6 de julio como el “Día del Maestro”, ya que
ocurre que algunos estudiantes de nivel superior de buena fe expresaban su
saludo a sus profesores universitarios en dicha fecha, pero, a veces les
respondían que no son profesores (¿?), sino abogados, médicos, ingenieros,
estadísticos, contadores públicos, etc.
No
obstante cabe aclarar que, independientemente de la profesión que ostenten
quienes ejercen la enseñanza en las universidades, aún sin haber seguido
estudios de pedagogía, de hecho asumen la condición de profesores o en este
caso de docentes como se les ha denominado oficialmente, ya que esa es la
función que desempeñan en las universidades y para eso han sido nombrados o
contratados.
Los
profesores universitarios se encargan de la enseñanza de asignaturas
relacionadas a su profesión (ingeniería, derecho, economía, administración,
etc.) y no cuentan en su mayoría con formación pedagógica, por lo cual a veces
se escucha decir a los estudiantes: tal profesor sabe mucho, pero no sabe
enseñar, no le entiendo, o no sabe llegar al alumno.
La
universidad actual ya no es la de antes, donde el llamado “catedrático” era el
único conocedor de la materia, disciplina o asignatura que tenía a cargo y su
enseñanza se centraba en la transmisión de conocimientos a los estudiantes,
bajo ciertos parámetros de rigidez. También es pertinente señalar que los jóvenes
de esta generación tienen un comportamiento diferente a los de las generaciones
anteriores, por lo que resulta necesario replantear la forma de enseñar, para
lo cual el docente universitario debe contar con otros recursos para hacer
efectiva su labor.
Es
por ello que dado el carácter multidimensional del docente universitario, es
necesario el desarrollo de tres dimensiones para el ejercicio de la docencia en
el nivel superior y estas son: la dimensión personal, la dimensión disciplinar
(conocimiento de su profesión) y la dimensión pedagógica.
En
la dimensión personal se busca que el docente universitario aplique la empatía
en las relaciones con sus estudiantes, tenga disposición hacia la docencia,
ponga entusiasmo en el acto educativo, ejerza motivación, desarrolle una
comunicación efectiva, respete a los estudiantes, practique valores morales y
sea principalmente un modelo de comportamiento y superación personal.
En
la dimensión disciplinar o conocimiento de las materias que enseña, vinculadas
a su profesión, los estudiantes buscan en sus docentes el dominio del contenido
de las asignaturas, su pertinencia con el entorno laboral y cultural, la
jerarquización de conceptos, etc. Con la globalización de las comunicaciones y
el desarrollo de la tecnología, ya no podemos hablar de “dueños” o poseedores
exclusivos del conocimiento, por cuanto los estudiantes acceden, inclusive con
mayor facilidad que sus profesores, a internet donde se encuentra una vasta
información, que puede fácilmente ser contrastada con lo que les enseñan en la
universidad.
La
dimensión pedagógica destaca los rasgos del desempeño docente orientados a la
efectividad de la enseñanza-aprendizaje y el logro de las competencias
requeridas en los estudiantes. Los principales son: la organización y claridad
en la clase, las estrategias de enseñanza, las interacciones grupales, la
interacción personal, la forma de evaluar, el mantenimiento de la disciplina,
etc.
El
desarrollo de estas tres dimensiones permitirá contar con recursos para poder
mejorar la práctica docente. Tengamos presente que los estudiantes señalan que
las clases de los mejores profesores universitarios “son amenas, participativas, significativas, organizadas, novedosas,
divertidas a las que da gusto ir. Ellos conocen el tema que enseñan, mantienen
el control de la clase, son rigurosos en la disciplina, imprimen entusiasmo y
generan interés y agrado en sus alumnos”. ¡FELIZ DIA DEL DOCENTE UNIVERSITARIO!
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A diferencia de la enseñanza que se da en otros
niveles, como la Educación Básica Regular, que es más vertical y donde el
alumno es generalmente receptivo de una acción educativa unilateral, la
docencia universitaria establece una relación docente – alumno más horizontal,
bidireccional, entre personas adultas, quienes se preparan para compartir en el
futuro ambientes laborales y también académicos con sus actuales docentes.
Esta docencia es entonces más dinámica y tanto
docentes como alumnos tienen mayor acceso a las bibliotecas virtuales, a la
internet y al uso de herramientas como la web 2.0 como una nueva forma de
adquirir y producir conocimiento.
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Tarapoto, 12 de febrero de 2012
PERFIL DEL DOCENTE
UNIVERSITARIO DE LA UCV-Tarapoto. (Propuesta)
Roldán del Águila García
-Conocedor y Practicante de la Andragogía; no de la Pedagogía.
-Profesional de cualquier carrera, incluida la pedagógica.
-Planificador, Ejecutor y Evaluador de Trabajo por Competencias. Conocedor de que la competencia es suma de Capacidades: Conceptuales, Procedimentales y Actitudinales.
-Conocedor y practicante de Facilitación del Aprendizaje mediante Metodología Activa, básicamente del Aprendizaje Basado en Problemas (ABP). El Problema: Pregunta.
-Conocedor y Practicante de la teoría de los cuatro Pilares de la Educación: Aprender a CONOCER, Aprender a HACER, Aprender a SER, Aprender a CONVIVIR. Teoría de Jacques Delors en su libro “La educación encierra un tesoro”.
-Practicante y Difusor de la Investigación Científica: Bibliográfica y de Campo.
-Cultor de la Lectoescritura holística: Lee y escribe textos. Tiene publicaciones.
-Conocedor y difusor de la Teoría de la Sociedad de la Información y del Conocimiento y de la Sociedad Educadora.
Roldán del Águila García
-Conocedor y Practicante de la Andragogía; no de la Pedagogía.
-Profesional de cualquier carrera, incluida la pedagógica.
-Planificador, Ejecutor y Evaluador de Trabajo por Competencias. Conocedor de que la competencia es suma de Capacidades: Conceptuales, Procedimentales y Actitudinales.
-Conocedor y practicante de Facilitación del Aprendizaje mediante Metodología Activa, básicamente del Aprendizaje Basado en Problemas (ABP). El Problema: Pregunta.
-Conocedor y Practicante de la teoría de los cuatro Pilares de la Educación: Aprender a CONOCER, Aprender a HACER, Aprender a SER, Aprender a CONVIVIR. Teoría de Jacques Delors en su libro “La educación encierra un tesoro”.
-Practicante y Difusor de la Investigación Científica: Bibliográfica y de Campo.
-Cultor de la Lectoescritura holística: Lee y escribe textos. Tiene publicaciones.
-Conocedor y difusor de la Teoría de la Sociedad de la Información y del Conocimiento y de la Sociedad Educadora.
Por lo tanto,
ES:
-Andragogo. Pues, educa a adultos.
-Conocedor de su materia, curso, área o asignatura cuyo aprendizaje facilita. Pues, es un profesional en una determinada carrera.
-Facilitador de sus sesiones de aprendizaje. Pues, la tarea educativa es aprender.
-Investigador bibliográfico y de campo. Lectoescritor holístico:
“En la mayoría de los países no interesa educar al pueblo, porque cuando aprende a leer se interesa por los problemas y pide cuentas; los analfabetos no dicen nada”. Plácido Domingo.
-Autor de artículos, ensayos, monografías, tesis y otros… que los publica.
-Cultor de metodología activa en sus sesiones de aprendizaje, fundamentalmente ABP.
-Conocedor y practicante del trabajo por competencias; esto es, desarrollador de capacidades conceptuales, procedimentales y actitudinales, con sus aprendientes, tanto en la planificación, ejecución y evaluación del currículo.
-Conocedor de la ética y practicante moral de la misma: Puntual, Responsable, Honesto, Sincero, Solidario.
-Usuario permanente de las NTIC
-Autoevaluador y evaluador permanente de su trabajo.
domingo, 17 de junio de 2012
Ecopoema: CROMÁTICOS
Continuando con la publicación de ecopoemas, aquí otro de mi creación, para la crítica correspondiente:
CROMÁTICOS
Es de todos
tarea
nuestro
planeta cuidar.
Cuidar,
cuidar, cuidar
a nuestra
amada madre tierra.
Niño, joven,
adulto:
tus
desperdicios,
toda basura,
echa
en los de
colores tachos.
Papel y
cartón: Azules.
Vidrio:
Verdes.
Plástico:
Amarillos.
Elemento
orgánico: Naranjas.
Te lo dice y
agradece,
sempiternamente:
Tu madre
tierra.
¡Tu
mamapacha!
Tarapoto, 10
de enero de 2012
Ecopoema: TIERRA - "VIDA"
Entre enero y marzo de este año, tuve el honor de participar del II concurso Mundial de Ecopoesía 2012, organizado por la Unión Mundial de Poetas por la Vida -Poetas UNIVA-, con este ecopoema:
Los resultados del Concurso, puedes encontrarlo en:
http://poetasuniva.espacioblog.com/
TIERRA-¡VIDA!
Feneciendo estoy.
Preveo ya mi extinción.
Tú coadyuvando estás
para que más presto
me aniquilen.
Clamo, proclamo y reclamo:
¡Únete a los poetas de UNIVA!
que con su arma-palabra-texto,
creando ecopoesía,
me defienden.
Tengo la firme esperanza de que
escucharás mi trémula y estentórea voz
y juntos todos ustedes en mí y conmigo
venceremos a mis destructores
para ser felices ellos, tú y yo.
No más depredación,
no más demolición,
no más destrucción
de tu-yo planeta
Tierra.
T-i-e-rr-a
Tie-rra
Tierra
arr-eiT
a-rr-e-i-T
Tierra-Natura.
Arena-Tierra.
Tierra-Bosque.
Agua-Tierra.
Los resultados del Concurso, puedes encontrarlo en:
http://poetasuniva.espacioblog.com/