miércoles, 22 de agosto de 2012


Interesante artículo. Felicitaciones Doctor Rendón

DOCTORADOS Y MAESTRÍAS EN EL PERÚ
La docencia universitaria requiere nivel académico y procedimientos apropiados
Por Jorge Rendón Vásquez
En marzo de 2011 fui llamado por el nuevo Director del Programa de Postgrado de la Facultad de Derecho de la Universidad de San Marcos para reasumir el dictado del curso “Fundamentos Económicos y Sociales del Derecho” en el ciclo doctoral. Tres años antes, el Decano ingresante, un antiguo y crónico dirigente estudiantil, huérfano de todo mérito intelectual, nombró como director del Postgrado a un inepto profesor, quien, corroído por algún viejo y aberrante rencor, rehusó convocarme. Su inquina no se estrelló sólo conmigo. Afectó también a otros buenos profesores. El resultado fue que en los tres años de su desdichada gestión, el Postgrado se despobló de alumnos, decadencia de la que que el nuevo Decano trataba de arrancarla.
Se matricularon treinta y seis alumnos en mi curso, lo que sería un récord en universidades de América del Norte y Europa. Con mi inveterada acuciosidad, yo preparaba mis exposiciones, apoyándome en mi libro El derecho como norma y como relación social, que ya va por la quinta edición, añadiéndole nuevas evidencias y avances. Los alumnos tomaban notas y, al terminar la clase —de dos horas consecutivas los sábados— formulaban sus preguntas en el ambiente de cordialidad y confianza que yo auspiciaba. Su edad promedio, a ojo de buen cubero, andaba por los cuarenta años. Todos eran jueces, fiscales, funcionarios de la administración pública, profesores universitarios y abogados con muchos años de experiencia profesional.
Por instrucciones de la Administración del Programa, el examen debía ser único. Yo suelo exigir un examen escrito con cuatro preguntas, descomponibles en cinco conceptos, y una monografía de no menos de veinte páginas, cuyos temas distribuyo unas semanas después del comienzo del curso. La nota final es el promedio de ambas pruebas, la que, por la modalidad de la calificación, puede llegar veinte puntos si el estudiante cubre con solvencia todo el curso, y su monografía es un comienzo promisorio de una buena investigación, o cero si nada responde o absuelve mal las preguntas y la monografía es detestable o se ha limitado a transcribir párrafos de diversos libros.
Cuando los alumnos se informaron de la modalidad del examen su entusiasmo decayó. Pero, ganados por el interés de las clases, lo olvidaron transitoriamente.
Las semanas y los meses pasaron y llegó la fecha oficial del examen, que debía ser a fines de julio, antes de las Fiestas Patrias. Convencí, sin embargo, a la Administración para que el examen fuera en la segunda semana de agosto, de manera que los alumnos dispusieran de más tiempo para estudiar y terminar la monografía.
El resultado del examen fue desatroso en términos estadísticos. De los treinta y cuatro alumnos que se presentaron, dieciocho fueron desaprobados. Como sucede en nuestro país en casos como éste cualquiera que sea el nivel de los estudiantes, se suscita una protesta que puede tornarse violenta, a diferencia del comportamiento de los estudiantes en los países de mayor desarrollo industrial y académico que acatan como una ley natural y sobrenatural las decisiones de los profesores y de la administración. Los desaprobados se congregaron en masa en la oficina del Director y le exigieron un nuevo examen, alegando que para eso pagaban. (Sus pensiones son relativamente altas. Con ellas se sufraga la modesta retribución de los profesores y los egresos por administración y el resto, que es una buena suma, va al pregrado.) El Director me llamó y muy delicadamente me pidió que tomara a los aplazados un nuevo examen, lo que no tuve inconveniente en admitir, puesto que soy de la opinión de que al profesor ha de interesarle finalmente que los alumnos estudien. El resultado del nuevo examen arrojó cuatro desaprobados. Y allí terminó este episodio educativo, que podría ser ejemplar como diagnóstico de la marcha de la formación doctoral en nuestro país.
Hace muchos años observo la evolución de este postgrado y de otros de varias universidades del Perú. Mis conclusiones son las siguientes:
1) La mayor parte de alumnos llega muy tarde a las maestrías y doctorados, cuando el intelecto se ha deshabituado a estudiar o a leer simplemente, en muchos casos irreversiblemente, y la capacidad para emprender la elaboración de la tesis carece de fuerza y ganas para arrancar (Una tesis doctoral, y en menor grado una de maestría, requiere concentración, organización del plan, búsqueda y lectura de numerosos libros y documentos, fichage, entrevistas, redacción de los borradores, corrección de éstos y otras actividades complementarias hasta la entrega de los ejemplares terminados.) Esa insuficiencia se agrava por la ocupación casi total de los maestrandos y doctorandos en el ejercicio de sus profesiones y empleos, que sólo les permite disponer de un breve tiempo marginal con energías residuales para estudios universitarios que, por su nivel y especialización, exigen dedicación a tiempo completo. A ello se añade la carga de las obligaciones familiares que absorbe otra cantidad de precioso tiempo.
2) La mayor parte de estudiantes de los postgrados busca sólo el certificado de estudios para elevar su puntaje en las calificaciones para el ingreso a un empleo o para promoverse en el que tienen. No se proponen redactar la tesis o, si la comienzan, la abandonan muy pronto.
3) La proporción de estudiantes de maestría y doctorado que culminan la tesis y la sostienen, objetivo de estos programas, llega a un 0.4% del total de alumnos ingresantes, según las universidades, pero no se eleva más del 1%.
4) Las bibliotecas de los programas de postgrado, cuando las tienen, adolecen de una carencia espantosa de libros de las especialidades impartidas y conexas. Muchas sólo disponen de dudosas compilaciones de normas nacionales y de los refritos de comentarios publicados al tun tun. Pareciera que los responsables de los postgrados se dijeran: ¿Para qué habrían de existir estas bibliotecas si no van a ser usadas en la elaboración de tesis y los alumnos se limitan a tratar de aprobar los exámenes sin acudir a ninguna bibliografía?
5) En algunas universidades públicas y privadas, se reciben maestros y doctores con tesis pedestres que serían inadmisibles en universidades de países más adelantados y que, incluso, en el Perú, equivalen por lo general a las desaparecidas tesis de bachillerato o menos. Esto explica la migración de algunos doctorandos y maestrandos a universidades en las que podrían recibirse con cualquier mamotreto.
6) Es altamente improbable que los graduandos de maestría y doctorado dominen una o dos lenguas extranjeras, respectivamente, como exige la Ley Universitaria. ¿Cómo han hecho, entonces, los maestros y doctores para obtener la acreditación de esos idiomas?
7) La exagerada autonomía universitaria permite a muchas universidades crear programas de maestría y doctorado, e incluso de licenciatura, plagados de las deficiencias indicadas, prevaliéndose de la inexistencia de control por parte del Estado y de las organizaciones sociales a los que interesa cuidar la calidad de la educación universitaria, puesto que, en definitiva, ésta tiene como razón de ser el interés del país.
En uno de mis viajes a Madrid, el Director del programa del doctorado de la Universidad Autónoma me presentó a los doctorandos que preparaban la tesis. Eran unos diez que llevaban de uno a cinco años trabajando a tiempo completo en las investigaciones, materia de sus tesis, en el mismo postgrado. Sus edades iban de unos veintitrés a veintiocho años. En la Universidad de París, que conozco bien, y en las demás universidades europeas y norteamericanas la situación de los graduandos es, en líneas generales, la misma. La seriedad de los estudios comprensivos y de la preparación de la tesis y la dureza de la prueba de sustentación están determinadas por una larga tradición y por la necesidad de los respectivos países de contar con un elenco de profesionales de un nivel compatible con su grado de desarrollo económico, social, jurídico y cultural, y sus expectativas de progreso. En todos ellos, el requisito sine qua nom para postular a la docencia universitaria es ser titular de un doctorado.
En esos países, la educación universitaria es planeada y supervigilada por grandes organizaciones constituidas por las instancias públicas y privadas concernidas.
De allí que, sin ninguna duda, los doctores recibidos en las universidades europeas y norteamericanas y en las principales de Argentina, México y Brasil están en un nivel ostensiblemente superior al de los doctores de las universidades peruanas. Y es mayor la diferencia si aquéllos salen de universidades colocadas en un puesto más elevado del ranking internacional. Al retornar a sus países de origen, esos graduados son integrados, de inmediato, en empleos donde se requieren sus elevados conocimientos, ya que constituyen un valioso factor del desarrollo económico y cultural. En nuestro país, en cambio, los aparatos productivo, burocrático y universitario no suelen admitirlos. Prefieren a medianías provistos de alguna recomendación y, prioritariamente, si son blancos o blancones.
Mi preocupación por la formación universitaria comenzó muchas décadas antes. Obtuve un primer doctorado en Derecho en la Universidad de San Marcos, en 1966, con una buena tesis, a juicio de muchos miembros imparciales del jurado, compuesto por nueve profesores. Pero yo no me sentía satisfecho sólo con este doctorado, y, gracias a una beca del Gobierno Francés, en octubre de ese año comencé otro en la Facultad de Derecho de la Universidad de París I (Sorbona) donde me recibí de Docteur en Sciences Sociales du Travail, y luego de Docteur en Droit. Al retornar a San Marcos, donde enseñaba, trate de incorporar en mi Facultad los métodos y procedimientos de enseñanza y de investigación de las universidades europeas. No los resistieron y tuve problemas con algunos colegas y con ciertos grupos minoritarios de alumnos, autocalificados de izquierda, que hicieron de su oposición a mi labor su propósito de lucha central. Supe que defendían lo que denominaban “el facilismo”. La mayor parte de alumnos, sin embargo, comprendió mi actitud e intención, correlativas con su interés en formarse seriamente, y se atuvo a mi método. Muchos llegaron a ser excelentes abogados, funcionarios, jueces, fiscales y profesores de derecho.
Entre 1988 y 1994 fui Profesor en la Maestría y el Doctorado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Paris-Nord. Mis alumnos eran franceses, la mayor parte, africanos y algunos latinoamericanos. En las evaluaciones, los primeros se situaban largamente sobre los segundos y los terceros. Con la ayuda de las autoridades de esa Universidad y del Gobierno Francés conseguí becas integrales, incluidos los pasajes y una computadora por cada uno, para que doce abogados peruanos jóvenes, recibidos ocho en la Universidad de San Marcos y cuatro en la Católica de Lima, fueran, en diferentes años, a estudiar allí el DEA, equivalente a la maestría peruana, que es el prerrequisito para redactar la tesis doctoral. Se les seleccionó en rigurosos concursos de conocimientos y de lengua francesa. Diez terminaron esos estudios, dos desertaron perdiéndose en Francia, y sólo dos de los diez primeros llegaron a recibirse de doctores tras ocho años haciendo la tesis. Ninguno de los que regresaron fue acogido con los brazos abiertos en las universidades de San Marcos y la Católica. Los profesores de éstas, temiendo su alto nivel de formación, se negaron a franquearles el ingreso a la docencia.
Como epílogo de este comento, ustedes se preguntarán ¿qué sucedió luego en el Postgrado en Derecho de San Marcos? Finalmente, triunfaron los alumnos, y sus Autoridades no volvieron a llamarme. Era obvio que esa regla general de nuestro país no podía dejar de cumplirse.
(20/8/2012)


Suscribo el siguiente artículo, suprimiéndole el adjetivo "buena" a ortografía. Pues, basta decir ortografía (buena escritura) cuyo antónimo es cacografía (mala escritura)

¿Adónde fue a parar la buena ortografía?
17 JUN 2012

by Miriam Velázquez Rodríguez in Cuba, Opinión

Muchísimas anécdotas pudieran contarse de los garrafales errores ortográficos con que a diario tropezamos. Por ejemplo, me viene a la memoria aquel pan de ‘haller’, aludido por un colega al comentar sobre el tema, o el aprieto de un profesor al intentar descubrir qué significaba la palabra ‘ogo’, reflejada por un alumno en el examen de Biología.
Es difícil entender que alguien escriba los términos ‘ayer’ y ‘ojo’ de esa manera, sin embargo, otros dislates iguales de mayúsculos nos mantienen el alerta de que la ortografía continúa siendo uno de los grandes problemas que nos encontramos en la enseñanza.
Los resultados de la convocatoria ordinaria a las pruebas de ingreso para acceder a la Educación Superior en la provincia, así lo confirman. Si bien, los porcentajes de aprobados en las tres materias superaron la etapa precedente, se duplicó la cantidad de estudiantes descalificados por la incorrecta escritura de disímiles vocablos.
Tal dificultad no es exclusiva del territorio matancero. Los datos en el país resultan bastante elocuentes: 4 mil 927 educandos suspendieron por dicho motivo, lo que representa 2 mil más que el año anterior. Cifras que, sin dudas, invitan a reflexionar y dan la medida de esa debilidad en su formación.
Se desprende, entonces, que han sido insuficientes las acciones adoptadas por el Ministerio de Educación y la urgencia de seguir trabajando en los distintos niveles de enseñanza. Y es que a través del lenguaje escrito nos comunicamos y un término mal asentado puede, incluso, cambiar el sentido a la frase completa y, por ende, descontextualizar la idea que se desea trasmitir.
La escuela tiene la tarea de preocuparse por el tema, no solo en el área de las letras, sino también en el resto de las asignaturas. Para ello quedó instituido hace años el Programa Director de la Lengua Materna, entre cuyos objetivos figura la labor mancomunada de los docentes para llamar la atención sobre las palabras.
Tener buena ortografía no es una cuestión innata, sino que debe adquirirse como cualquier saber: nunca es tarde para aprender ciertas reglas, poseer un diccionario a mano y, por supuesto, leer, una vía que sabemos, ejerce muy importante contribución. No hay investigaciones que nieguen la tesis de que a más lectura mejor escritura.
Como carta de presentación esta última juega, asimismo, un significativo rol. Abre puertas profesionales al considerarse sinónimo de calidad, pulcritud y cultura integral. Para quien carece de ella no pocas veces se cierran. No importa el ramo de que se trate, pues tanto a unos como  a otros deben distinguirles, además del dominio de su labor, el modo de presentar una ponencia, trabajo investigativo u otro cualquier documento.
¿A dónde fue a parar la buena ortografía? Una duda que asalta a muchos luego de ver cómo, incluso, personas con relevantes títulos académicos, exhiben una sarta de errores a la hora de redactar.
Encontrarla, pues, se convierte en un desafío inmediato. No dejemos que tantos dislates nos sigan atormentando. Reitero, pues, mi sugerencia de hace un trienio en esta misma sección: Prohibamos con h y con b mostrarnos indiferentes a las cotidianas pifias ortográficas.

miércoles, 25 de julio de 2012


Exclente artículo de Jorge Izusqui

La educación del futuro…. está aquí
24 jul-2012
Jorge Yzusqui
GERENTE GENERAL de colegios peruanos
¿Qué pensaría usted si le invitaran a matricular a su hijo en un colegio en donde no existen pizarras, centros de cómputo ni siquiera salones de clase? Quizá usted pensaría que le están tomando el pelo o, en el mejor de los casos, que le están haciendo una propuesta poco seria, ¿verdad?
Sin embargo, la educación del futuro, que no está muy lejos, pareciera estar caminando hacia ese modelo en donde la necesidad de desarrollar capacidades y competencias diferentes a las que ahora desarrollamos están demandando que se rediseñen los espacios de aprendizaje, los roles de los profesores y los diseños de los colegios. Hoy, tan importante como el desarrollo de las competencias cognitivas (matemática, ciencias, etc.), lo son las competencias actitudinales, la creatividad, la innovación. ¿Podemos desarrollar estas competencias en salones de clase en donde los alumnos permanecen 7 horas diarias durante 10 meses al año y en donde tienen un conjunto de profesores que parados al frente los hacen leer, copiar y memorizar muchas cosas? ¡Definitivamente no!
Para desarrollar las competencias del siglo XXI es necesario que los profesores se conviertan en guías o tutores que acompañen a sus alumnos en la indagación y en la construcción del conocimiento; es necesario desarrollar el autoaprendizaje en los alumnos y para ello los profesores tienen que convertirse en facilitadores y deben aprender a decir “no sé” y, valga la redundancia, a aprender con sus alumnos; es necesario crear ambientes abiertos y participativos que fomente la creatividad y la innovación, espacios cómodos, relajantes y variados que permitan a los estudiantes liberar sus energías y canalizar las mismas hacia los proyectos de investigación y el trabajo colaborativo; es necesario también que estos proyectos se realicen con alumnos de diferentes grados donde las diferencias de edades permitan visiones diferentes y que se complementen; se requiere también menos salones tradicionales y más espacios de aprendizaje menos estructurados y abiertos que inviten a la creatividad, y se requiere soporte tecnológico para conectarlos al mundo y para captar la atención de ellos que hoy en día están acostumbrados a hacer varias cosas a la vez.
En resumen, necesitamos una escuela diferente que invite a los alumnos aprender a su propio ritmo y que los prepare para enfrentar el mundo que les tocará vivir.

martes, 10 de julio de 2012


11 de julio: DÍA DEL DOCENTE

 Un  profesor es el que enseña,  
un maestro es del que aprendes.

La Asamblea Nacional de Rectores, mediante Resolución Nº 234-2009-ANR, del 19 de febrero de 2009, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05 de Marzo de ese año, oficializó el 11 de Julio de cada año, como el Día del Docente Universitario, en reconocimiento del rol que desempeña el docente no sólo en la formación de la persona, sino también en la importante labor y función  social que cumple en la construcción del desarrollo del país.

El texto de la norma, tiene la firma del presidente de la Asociación Nacional de Rectores y Rector de la Universidad Ricardo Palma, Dr. Elio Iván Rodríguez Chávez.

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sábado, 11 de julio de 2009
Escribe: Raúl Cornejo Coa 
Por primera vez y de manera oficial se celebrará en el Perú este 11 de julio de 2009, el “Día del Docente Universitario”, fecha establecida por la Asamblea Nacional de Rectores (ANR) mediante la Resolución Nº 234-2009-ANR de fecha 19 de febrero de 2009, firmada por el Dr. Elio Iván Rodríguez Chávez Presidente de la ANR.
La instauración y oficialización de dicha fecha fue solicitada por la Federación de Docentes Universitarios del Perú (FENDUP) a la Asamblea Nacional de Rectores, mediante Oficio Nº 001-2009-FENDUP de fecha 5 de enero de 2009 y luego del trámite administrativo correspondiente fue aceptada la propuesta y oficializada la fecha solicitada, mediante la resolución mencionada.
 Aunque no se precisa el motivo por el cual se ha escogido al 11 de julio para celebrar el “Día del Docente Universitario”, en los considerandos de la resolución sólo se menciona que “la celebración del Día del Docente Universitario viene efectuándose por tradición en las universidades nacionales, sintiéndose la necesidad de que sea instituida oficialmente”.
 Con la incorporación de esta fecha al vasto calendario cívico de celebraciones nacionales, los profesionales de diversas especialidades o disciplinas del conocimiento, que no son Licenciados en Educación o Profesores de carrera y que ejercen la docencia en las universidades públicas y privadas, tendrán en adelante una fecha específica para ser homenajeados y reconocidos en la importante labor que les corresponde desarrollar.
De este modo se marca cierta diferencia con los profesores de la educación básica, quienes tienen instituido el 6 de julio como el “Día del Maestro”, ya que ocurre que algunos estudiantes de nivel superior de buena fe expresaban su saludo a sus profesores universitarios en dicha fecha, pero, a veces les respondían que no son profesores (¿?), sino abogados, médicos, ingenieros, estadísticos, contadores públicos, etc.
No obstante cabe aclarar que, independientemente de la profesión que ostenten quienes ejercen la enseñanza en las universidades, aún sin haber seguido estudios de pedagogía, de hecho asumen la condición de profesores o en este caso de docentes como se les ha denominado oficialmente, ya que esa es la función que desempeñan en las universidades y para eso han sido nombrados o contratados.
Los profesores universitarios se encargan de la enseñanza de asignaturas relacionadas a su profesión (ingeniería, derecho, economía, administración, etc.) y no cuentan en su mayoría con formación pedagógica, por lo cual a veces se escucha decir a los estudiantes: tal profesor sabe mucho, pero no sabe enseñar, no le entiendo, o no sabe llegar al alumno.
La universidad actual ya no es la de antes, donde el llamado “catedrático” era el único conocedor de la materia, disciplina o asignatura que tenía a cargo y su enseñanza se centraba en la transmisión de conocimientos a los estudiantes, bajo ciertos parámetros de rigidez. También es pertinente señalar que los jóvenes de esta generación tienen un comportamiento diferente a los de las generaciones anteriores, por lo que resulta necesario replantear la forma de enseñar, para lo cual el docente universitario debe contar con otros recursos para hacer efectiva su labor.
Es por ello que dado el carácter multidimensional del docente universitario, es necesario el desarrollo de tres dimensiones para el ejercicio de la docencia en el nivel superior y estas son: la dimensión personal, la dimensión disciplinar (conocimiento de su profesión) y la dimensión pedagógica.
En la dimensión personal se busca que el docente universitario aplique la empatía en las relaciones con sus estudiantes, tenga disposición hacia la docencia, ponga entusiasmo en el acto educativo, ejerza motivación, desarrolle una comunicación efectiva, respete a los estudiantes, practique valores morales y sea principalmente un modelo de comportamiento y superación personal.
En la dimensión disciplinar o conocimiento de las materias que enseña, vinculadas a su profesión, los estudiantes buscan en sus docentes el dominio del contenido de las asignaturas, su pertinencia con el entorno laboral y cultural, la jerarquización de conceptos, etc. Con la globalización de las comunicaciones y el desarrollo de la tecnología, ya no podemos hablar de “dueños” o poseedores exclusivos del conocimiento, por cuanto los estudiantes acceden, inclusive con mayor facilidad que sus profesores, a internet donde se encuentra una vasta información, que puede fácilmente ser contrastada con lo que les enseñan en la universidad.
La dimensión pedagógica destaca los rasgos del desempeño docente orientados a la efectividad de la enseñanza-aprendizaje y el logro de las competencias requeridas en los estudiantes. Los principales son: la organización y claridad en la clase, las estrategias de enseñanza, las interacciones grupales, la interacción personal, la forma de evaluar, el mantenimiento de la disciplina, etc.
 El desarrollo de estas tres dimensiones permitirá contar con recursos para poder mejorar la práctica docente. Tengamos presente que los estudiantes señalan que las clases de los mejores profesores universitarios “son amenas, participativas, significativas, organizadas, novedosas, divertidas a las que da gusto ir. Ellos conocen el tema que enseñan, mantienen el control de la clase, son rigurosos en la disciplina, imprimen entusiasmo y generan interés y agrado en sus alumnos”. ¡FELIZ DIA DEL DOCENTE UNIVERSITARIO!
                                                                                                             http://raulcornejocoa.blogcindario.com/2009/07/index.html
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A diferencia de la enseñanza que se da en otros niveles, como la Educación Básica Regular, que es más vertical y donde el alumno es generalmente receptivo de una acción educativa unilateral, la docencia universitaria establece una relación docente – alumno más horizontal, bidireccional, entre personas adultas, quienes se preparan para compartir en el futuro ambientes laborales y también académicos con sus actuales docentes.
Esta docencia es entonces más dinámica y tanto docentes como alumnos tienen mayor acceso a las bibliotecas virtuales, a la internet y al uso de herramientas como la web 2.0 como una nueva forma de adquirir y producir conocimiento.
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Tarapoto, 12 de febrero de 2012
PERFIL DEL DOCENTE UNIVERSITARIO DE LA UCV-Tarapoto. (Propuesta)
Roldán del Águila García
-Conocedor y Practicante de la Andragogía; no de la Pedagogía.
-Profesional de cualquier carrera, incluida la pedagógica.
-Planificador, Ejecutor y Evaluador de Trabajo por Competencias. Conocedor de que la competencia es suma de Capacidades: Conceptuales, Procedimentales y Actitudinales.
-Conocedor y practicante de Facilitación del Aprendizaje mediante Metodología Activa, básicamente del Aprendizaje Basado en Problemas (ABP). El Problema: Pregunta.
-Conocedor y Practicante de la teoría de los cuatro Pilares de la Educación: Aprender a CONOCER, Aprender a HACER, Aprender a SER, Aprender a CONVIVIR. Teoría de Jacques Delors en su libro “La educación encierra un tesoro”.
-Practicante y Difusor de la Investigación Científica: Bibliográfica y de Campo.
-Cultor de la Lectoescritura holística: Lee y escribe textos. Tiene publicaciones.
-Conocedor y difusor de la Teoría de la Sociedad de la Información y del Conocimiento y de la Sociedad Educadora.

Por lo tanto,

ES:
-Andragogo. Pues, educa a adultos.
-Conocedor de su materia, curso, área o asignatura cuyo aprendizaje facilita. Pues, es un profesional en una determinada carrera.
-Facilitador de sus sesiones de aprendizaje. Pues, la tarea educativa es aprender.
-Investigador bibliográfico y de campo. Lectoescritor holístico:
“En la mayoría de los países no interesa educar al pueblo, porque cuando aprende a leer se interesa por los problemas y pide cuentas; los analfabetos no dicen nada”. Plácido Domingo.

-Autor de artículos, ensayos, monografías, tesis y otros… que los publica.
-Cultor de metodología activa en sus sesiones de aprendizaje, fundamentalmente ABP.
-Conocedor y practicante del trabajo por competencias; esto es, desarrollador de capacidades conceptuales, procedimentales y actitudinales, con sus aprendientes, tanto en la planificación, ejecución y evaluación del currículo.
-Conocedor de la ética y practicante moral de la misma: Puntual, Responsable, Honesto, Sincero, Solidario.
-Usuario permanente de las NTIC
-Autoevaluador y evaluador permanente de su trabajo.

domingo, 17 de junio de 2012

Ecopoema: CROMÁTICOS

Continuando con la publicación de ecopoemas, aquí otro de mi creación, para la crítica correspondiente:


CROMÁTICOS

Es de todos tarea
nuestro planeta cuidar.
Cuidar, cuidar, cuidar
a nuestra amada madre tierra.

Niño, joven, adulto:
tus desperdicios,
toda basura, echa
en los de colores tachos.

Papel y cartón: Azules.
Vidrio: Verdes.
Plástico: Amarillos.
Elemento orgánico: Naranjas.

Te lo dice y agradece,
sempiternamente:
Tu madre tierra.
¡Tu mamapacha!

Tarapoto, 10 de enero de 2012

Ecopoema: TIERRA - "VIDA"

Entre enero y marzo de este año, tuve el honor de participar del II concurso Mundial de Ecopoesía 2012, organizado por la Unión Mundial de Poetas por la Vida -Poetas UNIVA-, con este ecopoema:


TIERRA-¡VIDA!

Feneciendo estoy.
Preveo ya mi extinción.
Tú coadyuvando estás
para que más presto
me aniquilen.

Clamo, proclamo y reclamo:
¡Únete a los poetas de UNIVA!
que con su arma-palabra-texto,
creando ecopoesía,
me defienden.

Tengo la firme esperanza de que
escucharás mi trémula y estentórea voz
y juntos todos ustedes en mí y conmigo
venceremos a mis destructores
para ser felices ellos, tú y yo.

No más depredación,
no más demolición,
no más destrucción
de tu-yo planeta
Tierra.

T-i-e-rr-a
Tie-rra
Tierra
arr-eiT
a-rr-e-i-T

Tierra-Natura.
Arena-Tierra.
Tierra-Bosque.
Agua-Tierra.

Los resultados del Concurso, puedes encontrarlo en:

http://poetasuniva.espacioblog.com/