sábado, 25 de septiembre de 2010

CONOCER, HACER Y SER Vallejo… Condición sine qua non para estudiantes y trabajadores de la UCV.

Entre el poema No. 69 de “Los Heraldos Negros”: “Espergesia”, versos 1 y 2 (primera estrofa: Dístico o Pareado): Yo nací un día/que Dios estuvo enfermo. (NACER)
Y el poema No. 31 de “Poemas Humanos”: “Piedra negra sobre una piedra blanca”, versos 1 y 2 (de la primera estrofa, primer cuarteto del soneto): Me moriré en París con aguacero,/un día del cual tengo ya el recuerdo. (MORIR)
Escribió César Abraham Vallejo Mendoza, alrededor de 260 poemas contenidos en 4 libros poéticos, los dos ya mencionados más “Trilce” (LXXVII poemas) y “España, aparta de mí este cáliz” (15 poemas).
Propongo que estudiantes y trabajadores docentes y no docentes de la UCV deberían lectoescribir por lo menos la obra poética del epónimo de la Universidad para que enrumben su vida, unos y otros, por un derrotero con sentido y pasión: ESTUDIAR y TRABAJAR. Actividades que hacen al hombre, HOMBRE.
El conocimiento de la poesía vallejiana conducirá a su narrativa (Cuentos y Novelas), a su dramaturgia, a sus artículos periodísticos, a sus ensayos y a sus cartas.
Al conocer la obra total de César Abraham Vallejo Mendoza, estudiantes y trabajadores podrán hacer obra universitaria y, en consecuencia, ser universitarios; esto es, universales, de mente abierta: respetuosos, puntuales, responsables, honestos, sinceros, solidarios; que viven luchando por la forja de una sociedad justa, de iguales.
Lo más representativo de toda la obra vallejiana, se alcanza a los estudiantes de la UCV- Tarapoto en un módulo: CÁTEDRA VALLEJO. Me gustaría que el mismo fuere adquirido por cada trabajador docente y no docente para ser lectoescrito por cada uno en su propia casa y de esta manera la Universidad se haga y sea UNIVERSIDAD.
Reproduzco en seguida: Espergesia y Piedra negra sobre una piedra blanca. (1)
ESPERGESIA
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del Diciembre de ese Enero.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.

Yo nací un día
que Díos estuvo enfermo.

Hermano, escucha, escucha...
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.
Pues yo nací un día
que Díos estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que mastico... Y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de féretro,
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Desierto.
Todos saben... Y no saben
que la luz es tísica,
y la Sombra gorda...
Y no saben que el Misterio sintetiza...
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.

PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA
Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...

(1) César Vallejo, Obra poética completa, en: http://www.literatura.us/vallejo/completa.html